El sol se esconde
de camino al bosque. Les quedan pocos kilómetros para llegar a su destino.
Quieren llegar antes que la noche caiga.. Ellos conducen
un Ford Kuga, las dos parejas y el pastor alemán que les acompañan. Alba y
Rubén van en la parte trasera del coche, son pareja desde hace un año, el perro
es de Alba. Ella es una mujer, PAS (persona
altamente sensitiva) desde que era una niña. Es un “Don”, pero para ella, más
bien es una carga. Todas las parejas que tuvo Alba, no le duraron mas de un
mes, en cambio Rubén, es con el que ha logrado superar ese tiempo. A su chico
no le importa que ella tenga esa carga (sensitiva). A veces sus amigos se
guasean de ella, llamándola “Sexto sentido”, como la película de Bruce Willis,
con la famosa frase; “A veces veo muertos”. Se suele enfadar con esas bromas de
sus amigos, pero sabe que no es con mala intención, solo es una simple broma. De pequeña, después de haber fallecido su
abuela, Alba conversaba con ella en su habitación. Sus padres lo pasaron mal
con su hija, pensaban que tenia problemas de esquizofrenia infantil, o algo
parecido, llevándola al Psiquiatra y Psicólogo. Pasados los años, sus padres
lograron convencerse que su hija no tenía problemas Psiquiátricos, solo que era
una niña algo especial.
Hoy a sus 28 años, es maestra de profesión. Tiene un permiso de varios días, aprovechando
para irse de acampada con su novio (Rubén) y la otra pareja (Carlos y
Lucia), situados en la parte delantera
del coche, conduce Carlos. Se dirigen a los Pirineos Navarros, a
un lugar de encanto, ningún excursionista
conoce el sitio a donde van. Un amigo de Carlos se lo mencionó, aunque
este colega nunca fue allí, lo conocía
de oídas. Les advirtieron que estaba algo escondido y de difícil acceso
entre las montañas , pero ellos son aventureros, les gusta el
riesgo.
Están a finales
del mes de Octubre, siendo las 18 h, apenas les queda luz solar para poder montar
las tiendas. Llevan viajando muchas horas, desde de un pueblo de Huelva.
Un recorrido, de 1.000 Km . Aproximadamente. Divisan un pequeño pueblo en plena montaña, por donde tenían que desviarse, a partir de esa zona, el camino era de tierra
y piedras, sin apenas carteles indicativos de carreteras, era una zona salvaje,
sin viviendas en los alrededores.
-
Estamos
muy cerca de la zona, comenta Carlos.
- Está empezando a llover, sin apenas luz y con la lluvia, lo vamos a tener difícil para montar las tiendas, dice Rubén.
-
¡
Escuchar! Chicos, comenta el conductor, - vamos a tener que dormir dentro del
coche, el sitio donde vamos esta algo retirado de donde dejamos el vehículo, de
allí tendremos que andar cerca de dos kilómetros, cargados con todo el material
de las tiendas.
-
¡Carlos!
¿No dices que hay una aldea cerca del campamento? – Podemos dejar el coche allí
y alojarnos en alguna casa, - seguro que nos dan cobijo.
-
Alba,
la aldea está abandonada y el coche no lo podemos estacionar en el pueblo, según
tengo entendido, no hay manera de
acceder al pueblo en vehículo. – Atravesaremos
por el andando para bajar por una colina,
bordeando el rió, allí es donde
se encuentra el lugar donde acamparemos.
Deciden aparcar
el Ford Kuga en una zona rodeada de árboles frondosos, la vegetación es
abundante, apenas hay visibilidad a varios metros. Cenan
cualquier cosa, a las pocas horas
caen rendidos quedándose dormidos. Ha
dejado de llover, a eso de las dos de la madrugada…. A pocos metros de donde se
encuentran, se oyen pisadas, de ramas al partirse. El perro empieza a gruñir,
Alba se despierta escuchando a su pastor alemán, hay alguien merodeando, sabe
que esa persona no es de este mundo terrenal, es un alma que deambula sin
saberlo el. Despierta a Rubén contándole lo que está viendo y oyendo. – ¡Alba! yo no veo nada, ¡ya estas con tus fantasmas!
-
Rubén,
Nico (el perro) también lo escucha, por eso gruñe.
-
Será
un animal del bosque.
-
¡No!
Es un espíritu en forma de persona. Lo estoy viendo desde aquí.
Al instante, se
desvanece la figura espectral. Nico se tranquiliza quedándose dormido, en cambio, Alba ya no puede conciliar el
sueño, tiene malas vibraciones, sabe que hay dos clases de espíritus, los buenos (aparecen para darte un mensaje) y
los malignos (son aquellos que sus almas no descansan, se apoderan de otra alma
de una persona viva). Este espíritu era de los segundos, los malignos.
Amanece,
continúan por el sendero hasta llegar al punto indicado. El coche lo habían
dejado antes de alcanzar la aldea
fantasma. Sienten escalofríos pasando por las casas derruidas, abandonadas, el
aspecto de la zona es de llevar muchos años desertada. El lugar impresiona por
su aspecto tétrico y siniestro, de película de terror. Alba percibe muchas
vibraciones, no se encuentra segura pasando por ese lugar, en cambio decide no
comentar nada al grupo. El lugar donde acampan es un entorno agradable,
rodeados de árboles muy altos, al lado hay una pequeña cabaña, (antiguo refugio
de pastores) todavía tiene mesas, sillas y una chimenea. A pocos metros de
ellos, una pequeña cascada en forma de cola de caballo, todo el lugar de
ensueño, ha merecido la pena llegar al paraíso. A pesar de las fechas que están,
se dan un baño en el río, desnudos. La temperatura es alta, en cambio el agua está fría.