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28 noviembre 2015

EL ULTIMO ALIENTO

Me encuentro en esta cama de hospital.
Esperando que vengan a llevarme a otra dimensión.
No sé  que me esperara en aquel lugar, el infierno o el paraíso.
Quizás merezca una parte de infierno y  del paraíso.
Desde donde me encuentro, empiezo a ver aquellos seres queridos
que deje en el camino.
Espero mi último aliento, es cuestión de horas o días, llegará.
Por mi mente veo pasar la película de mi vida.
Los recuerdos buenos y no tan buenos.
Me encuentro rodeado de mi familia, han venido a despedirse,
a darme el ultimo adiós.
Apenas puedo verlos, sin embargo los percibo.
Aquí me encuentro en la cama del hospital.

Esperando mi último aliento....©


Foto de Amigos del Misterio Facebook

27 noviembre 2015

EL CREMATORIO

Foto de amigos del misterio, Facebook.

Viajan de noche por la carretera N-521 hacia un pueblo de Pontevedra (Lain) es el cuarto municipio más grande de Galicia. Mañana temprano asistirán al entierro de la madre de Iris .La muerte de su madre ha sido repentina, gozaba de buena salud, al acostarse la siesta no ha vuelto a despertar, encontrándola su hermano pequeño.  Roberto el marido de Iris ,  lleva varias horas conduciendo , en una ocasión, el coche ha patinado estando a punto de salirse de la calzada, está agotado,  la lluvia dificulta la conducción. Les quedan pocos kilómetros para llegar a su destino. En el transcurso del viaje, una de las ruedas delanteras del vehículo  revienta, produciendo un derrape , perdiendo el control de este , saliéndose de la carretera y  chocando contra un poste de la luz. Gracias que a esas horas de la madrugada apenas había circulación , el accidente hubiese sido mortal. Se reponen del susto , tienen que llamar a la grúa. Lo que no esperaban, es que el teléfono de Iris tenía agotada la batería. Roberto con las prisas del viaje, se había dejado el móvil en casa. - ¡Maldita sea! -¿Ahora qué hacemos en medio de la nada? a estas horas de la noche, no hay ni un alma. 
-         ¡Tranquila, Iris! Alguien pasara y nos ayudara.
-         Nunca coges el móvil, parece que te cuesta. Ya sé que no te gusta llevarlo, pero en situaciones como esta, es necesario.
-         Con las prisas se me olvido cariño.
Se encontraban en zona de meirás y de supersticiones. A lo lejos se acerca un camión a poca velocidad, Roberto se planta en medio de la carretera moviendo los brazos. El camionero frena justo a la altura de ellos.
      - ¿Que hacen en medio de la calzada? con la que está cayendo.
      - Necesitamos ayuda, hemos tenido un accidente. Comenta Iris.
      - Les puedo acercar a un pequeño Motel, se encuentra a tres kilómetros de aquí. Son conocidos.
      - Se lo agradecemos, mañana debemos asistir a un entierro, nos quedaban pocos kilómetros.
       - Los dueños del Motel les pueden acercar al taller a reparar el vehículo.
Deciden subirse al camión, mañana resolverían  el asunto del coche, llamarían  desde el Motel al hermano de Iris para buscarlos allí.
El camionero se despide de ellos, dejándolos en el Motel. El aspecto rural del alojamiento invita a disfrutar de una velada agradable.  Rodeado de un hermoso jardín,  porche de madera, sobresaliendo   unas enormes chimeneas de piedra a cada lado de la casa. Al ser cerca de las doce de la madrugada, tienen que llamar al timbre. Les abre la puerta una hermosa mujer de origen latino, ojos negros, con una larga melena. Su sonrisa invita a la tranquilidad y armonía, que desprende su simpatía. Le cuentan a la mujer lo sucedido. Acceden al interior del Motel., su decoración estilo rústico, con adornos algo extraños, no coincidiendo con el ambiente rural de la casa, figuras de brujas, demonios y seres mitológicos de aspecto lúgubre. Por  la escalera, baja el marido acompañado de su hijo de apenas un año, el es Gallego, su aspecto atlético, de gran altura, impresionan a los foráneos. Los anfitriones les preparan una cena deliciosa con un buen vino albariño. Los cuatro, conversan de política,  trabajo y un poco de la vida de ambos. Son una pareja encantadora, atenta y campechana. A Iris, se le cae su copa de vino al suelo, apenas pudo beber, la copa estaba llena.
       -¡Perdón!, se disculpa esta.
       - ¿Quieres mas vino?, insiste José en repetidas ocasiones.
       - ¡No! Gracias José, nos vamos a ir a la cama.